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El Trabajo de Fin de Máster (TFM) titulado «Análisis y aplicación de técnicas de bioingeniería del paisaje para la recuperación y conservación de la diversidad morfofuncional y la biodiversidad en ríos canalizados. Aplicación al río Guadarrama a su paso por Collado Villalba» ha sido galardonado en la reciente edición de los premios de la Cátedra Tragsa – Rafael Dal-Ré. Este reconocimiento se otorga a los mejores Trabajos de Fin de Máster (TFM) y Trabajos de Fin de Grado (TFG) de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM).

Uno de los tres TFM premiados ha sido el realizado por la estudiante Sonia Joanna Borowiecka Kopacka en el marco del Máster «El agua en el medio natural. Usos y gestión», y en él se han optimizado la configuración y distribución de técnicas de bioingeniería fluvial para maximizar los resultados y beneficios de la recuperación del lecho del río Guadarrama a su paso por Collado Villalba. El TFM ha sido dirigido por Guillermo Tardío y por Leticia Salas Regalado (UPM).

Innovación técnica para la restauración fluvial

El proyecto aborda la compleja problemática de los ríos canalizados, proponiendo una serie de soluciones basadas en la naturaleza que incluyen la protección de las orillas, el control de la velocidad del agua, el redireccionamiento de los flujos y la diversificación de las formas del lecho del río. Estas técnicas buscan no solo restaurar la naturalidad del cauce, sino también generar hábitats más diversos y mejorar la conectividad ecológica.

El análisis y la simulación se llevaron a cabo mediante el uso de HEC-RAS 2D, una herramienta de modelización hidráulica que permitió evaluar parámetros críticos como la velocidad, los patrones de flujo y la profundidad del cauce. Gracias a este enfoque, se identificaron diferentes escenarios de intervención en el tramo del río, estableciendo una metodología que se basa en el análisis previo, la aplicación de medidas y la evaluación de los resultados post-intervención.

Impacto ambiental y sostenibilidad

Los resultados del proyecto muestran una mejora significativa en la distribución de las velocidades de flujo, así como una diversificación de la morfología del cauce. Esto no solo favorece la generación de nuevos hábitats acuáticos, sino que también promueve la mejora de la calidad del agua, la reducción de la erosión y la resiliencia frente a eventos de crecida. Los efectos a corto plazo ya son evidentes, con la creación de pozas, áreas de oxigenación y zonas de sedimentación que favorecen la biodiversidad acuática.

A largo plazo, se prevé que las técnicas de bioingeniería implementadas permitan la regeneración natural del río, generando una infraestructura verde autosostenible que será menos vulnerable a los cambios ambientales y climáticos. La metodología utilizada sienta un precedente para futuras actuaciones de restauración fluvial en entornos similares.

Este reconocimiento refuerza la importancia de la investigación y la innovación en la gestión de los ecosistemas fluviales, destacando el papel de la bioingeniería como herramienta clave para la adaptación al cambio climático y la preservación de la biodiversidad. Además, la participación de la Cátedra Tragsa – Rafael Dal-Ré evidencia el compromiso con la formación de nuevos profesionales en el ámbito de la ingeniería medioambiental.